Esta chef y propietaria de un restaurante de 34 años estaba patinando en Greenwich Village cuando fue atropellada por un vehículo que daba marcha atrás en un aparcamiento. Su caso se complicó por el hecho de que varios años antes se había sometido a una cirugía para extirparle un disco de la parte inferior de la columna vertebral y, posteriormente, le habían implantado un estimulador de la médula espinal para ayudar a reducir el dolor en esa zona. Declaró que no había sentido dolor durante los tres años inmediatamente anteriores a este accidente. Las pruebas médicas presentadas en el juicio demostraron que este accidente agravó la lesión anterior, que requirió el reemplazo quirúrgico del estimulador anterior y que tuvieron que implantarle una bomba de morfina debido al dolor intenso y constante. Los acusados aceptaron llegar a un acuerdo a pesar de que afirmaron que las lesiones de la Sra. S. no se debían a este accidente.